19/2/21

Prueba: BMW 118d

 Hoy, la prueba del modelo más pequeño de BMW, el Serie 1, en versión 118d (es decir, motor diésel de 150 CV) y cambio manual.

Por fuera

Si hace ya tiempo que sigues las pruebas de esta web, verás que siempre van en el mismo orden (por fuera, por dentro, en marcha, equipamiento y precio, y conclusión). Y es así ya que lo primero que ves es el coche por fuera, luego te montas en él, luego lo conduces, y ya después valoras su equipamiento y lo que piden por él, con lo que llegas a una conclusión. Por tanto, con este Serie 1 no iba a ser diferente... pero este orden le perjudica, y mucho, ya que supone empezar por una parte en la que no destaca. Sí, la estética es algo muy personal, ya que lo que a una persona le puede parecer precioso, a otra puede horrorizarla. Pero ni a mí ni a todos los que han visto el coche les ha terminado de gustar.

A ver, no es un coche feo ni mucho menos. Pero el cambio de plataforma a una de tracción delantera (que comparte con su hermano el Serie 2 Tourer o con su primo el Mini Clubman) hace que cambien totalmente las proporciones del coche. Antes era un modelo de motores longitudinales con el morro largo y bajo, y ahora... parece un pequeño monovolumen. El capó no muy largo, la caída del mismo, la cintura muy alta (por ejemplo entre la ventanilla trasera y la rueda trasera hay muchísimo espacio, toda esa chapa da sensación de coche muy alto)... todo eso no ayuda.

En el frontal, los riñones han crecido bastante de tamaño (aunque no llegan a lo del Serie 4), y van acompañados de unos faros full led bastante estilizados. El lateral es bastante limpio, con un par de líneas dinámicas (una a media altura y otra ascendente en la parte baja) que intentan aligerar la cantidad de chapa. Y la trasera es bastante limpia también, con unos pilotos grandes también de led que nos recuerdan bastante a los del Lexus CT.

Eso sí, hay que reconocer que el modelo es poco fotogénico, y que visto en persona gana bastante. No parece tan alto y se ve más dinámico y más agradable. Y repito, no es un coche feo, pero tampoco enamora (su rival el Clase A está mucho más trabajado en este aspecto... y así lo demuestran las cifras de ventas).

Por dentro

Tras la pequeña decepción exterior... ¡cómo cambia el cuento! Y es que este modelo tiene el mejor interior de la categoría (a falta de ver el del nuevo A3, que viendo lo que ha ocurrido en otros modelos de VAG, no esperamos que le gane en calidad). El diseño es muy agradable, todos los mandos están en su sitio (la ergonomía es algo que cuidan y mucho en BMW), y la calidad de acabado es altísima, con multitud de plásticos blandos por doquier, y todo bien ajustado y sin ningún ruido. Los botones tienen un tacto exquisito, la pantalla funciona siempre a la primera... Se nota que aquí han echado el resto.

Lo único que se puede reprochar es lo soso que ha quedado. Al ser la versión básica sin extras, es todo negro con la moldura plateada, y ya. Por tanto, si quieres un interior más pintón, toca pasar por caja para poner otra moldura, otros asientos u otro volante, además de la instrumentación totalmente digital. Incluso el pack de iluminación interior (que llevaban las unidades de la presentación y que queda realmente bien, sobre todo la iluminación de los paneles de las puertas) es opcional.

La postura de conducción es casi perfecta (le falta el casi porque el volante va un poquito descentrado con respecto al asiento, aunque eso no molesta), los reglajes son amplios y conductores de distintas tallas se encontrarán a gusto. Los mandos, con su ya comentado buen tacto, están distribuidos de manera lógica y funcionan bien. La pantalla central tiene buen tamaño y además, como punto muy a favor, sigue incorporando el mando iDrive que nos permite usarla sin tener que tocarla, simplemente con la ruleta y sin tener que desviar la vista de la carretera. También incorpora un asistente de voz (que funciona con el ¡hola, BMW!) que no va mal aunque no llega al nivel del MBUX de Mercedes. Por último, la climatización sigue incorporando sus propios mandos físicos, lo cual nos parece otro acierto más. Por tanto, como ya hemos dicho, un interior excelente.

El maletero ha crecido hasta los 380 litros e incorpora un suelo plegable, así que nada que objetar. Sí que es cierto que la habitabilidad interior, aunque ha mejorado, sigue sin ser su punto fuerte. Delante no hay ningún problema, pero las plazas traseras no son un prodigio de espacio precisamente, aunque al cambiar la forma del asiento hace que se vaya más cómodo (antes la parte exterior hacía una forma que te obligaba a sentarte torcido, con el cuerpo girado hacia el centro del coche).

En marcha

Los modelos de la marca basaban hace años su estrategia de ventas en el disfrute al volante (¿recuerdas el anuncio de "¿te gusta conducir?" que había hace unos años?). Y eso sigue siendo cierto, al menos en parte. Es cierto que al cambiar totalmente la disposición de los elementos mecánicos esto ha cambiado, y ya no es aquel modelo casi deportivo (y también algo nervioso para conductores menos expertos) sino que se ha adaptado a un mayor número de conductores. Sigue yendo genial en carretera, pero ahora deja de lado la deportividad para buscar un poco más la comodidad.

Ojo, que sigue siendo de lo mejor del segmento, y además ganando muchos enteros en confort de marcha. El coche va por donde le dices, tanto en carreteras de montaña a ritmo ligero, como en los largos tramos de autopista. En los segundos la suspensión permite hacer muchos kilómetros con comodidad, y en los primeros no se nota blanda y permite ir a un ritmo bastante vivo. Sí, ahora subvira un poco en carreteras reviradas, pero no creemos que sea un problema (y menos en una versión de 150 CV). Por tanto, a nuestro parecer es todo un acierto. La dirección tiene el grado de dureza justo y el cambio tiene un tacto muy agradable.

El aislamiento acústico está bastante conseguido, y el motor se oye poco (aunque ese poco es claramente diésel), aunque llega alguna vibración al interior con el motor frío. Del motor, ninguna queja tampoco, ya que sus 150 CV están ahí y son más que suficientes para casi todas las situaciones, incluso en marchas largas (y si no, se reduce, que para eso está el cambio). Además, sus consumos son bajos y hemos logrado una media de 4,8 litros cada 100 km según el ordenador (no hemos podido hacer nuestra propia medición como en otras ocasiones), con casi todos los kilómetros por carretera (montaña incluida) y autopista.

Equipamiento y precio

Esta versión está disponible desde 33200 €. Entre su equipamiento principal podemos encontrar llantas de aleación de 16 pulgadas, pintura negra, sensores de aparcamiento, climatizador, volante multifunción de cuero, control de crucero, maletero con doble fondo, faros y pilotos led, faros antiniebla led, asistente de cambio involuntario de carril, instrumentación digital, pantalla central táctil de 8,8 pulgadas y mando iDrive, 4 elevalunas eléctricos o freno de estacionamiento eléctrico.

El listado de opciones es extensísimo, por lo que recomendamos entrar en el configurador online de la marca y comprobarlo por ti mismo (y el consiguiente aumento de precio, ya que nos podemos dejar más de 10000 euros en opciones tranquilamente). Pinturas metalizadas, molduras interiores, tapicerías, paquetes de acabado (Sport o M Sport, el Advantage ya no está disponible), llantas de diversos diseños y tamaños, paquetes de equipamiento (Travel, Executive Plus, Connectivity o Innovation), packs de opciones, techo panorámico, head-up display, portón del maletero eléctrico, equipos de sonido de alta fidelidad, equipos multimedia de mayores prestaciones, asientos eléctricos, deportivos o con calefacción... Eso sí, llaman la atención las ausencias de un simple Isofix (118 €), los retrovisores plegables o el espejo retrovisor interior electrocrómico.

La unidad probada llevaba las llantas de aleación de 17 pulgadas estilo 546 (175 €), la pintura metalizada Mineralgrau (828 €) y los retrovisores plegables (296 €), lo que hace un total de 34450 € según configurador, un precio muy elevado.

Conclusión

Cuando he tenido que devolver el coche, me he quedado pensando mucho en cómo iba a redactar esta conclusión. Porque es un modelo que convence y mucho cuando lo conduces y lo usas en el día a día, ya que su conducción es muy agradable, el motor da buenas prestaciones y un consumo bajo y el interior tiene un acabado excelente. Pero el precio es elevadísimo; aunque el precio real de concesionario sea más bajo que el del configurador, es fácilmente 6000 euros superior al de otros modelos sin el logo BMW en el frontal pero igualmente buenos y funcionales, y con mucho más equipamiento. Sí, la marca se paga (las tres famosas alemanas rondan precios similares), pero entra en juego también otro detalle importante: la estética. Que sí, que es opinable, pero este coche no entra por los ojos como sí lo hace el Clase A (que a cambio tiene un acabado muchísimo peor), y ahí están los datos de ventas que prueban que el coche no está gustando demasiado a pesar de tener el mejor interior del segmento.

  • Destacable: calidad de acabado, consumo bajo.
  • Mejorable: precio elevado, equipamiento de serie.

El resto de las fotos, aquí.



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